UPAEP resalta el papel trascendental del docente en el aula y en la construcción del tejido educativo nacional. El docente del siglo XXI necesita competencias para la innovación, el trabajo colaborativo, la empatía y la resiliencia.
Académicos de la Facultad de Educación de UPAEP hicieron reflexiones sobre el papel del profesor en el aula y en el ámbito educativo, un tema vigente que trasciende la celebración del Día del Maestro. Con la participación de Arturo Villanueva González, de José de Jesús Alcalá Anguiano y Francisco Rosillo Segura, se delinearon las responsabilidades, retos y el sentido profundo que implica ser docente en el México actual.
Arturo Villanueva González, director de la Facultad de Educación de UPAEP, planteó que ser profesor no es únicamente una función profesional: “Es una vocación, un llamado especial que se convierte en una responsabilidad pública dentro de un marco institucional y legal”. Subrayó que el aula —ya sea presencial o virtual— es un espacio simbólico donde el profesor es el responsable principal de generar un “clima áulico” propicio para el aprendizaje. “El docente es quien llega con la clase preparada, con la intención clara de propiciar un encuentro significativo con los estudiantes. Somos los que ponemos la mesa, traemos el mantel, los sándwiches, los refrescos… y esperamos que los demás se sumen”, explicó con una analogía.
Villanueva González insistió en que el proceso educativo es siempre un encuentro entre personas, y el maestro es quien debe acudir con la mano extendida, con disposición al servicio, entendiendo que ejercer autoridad es servir para alcanzar un bien común: el aprendizaje.
Por su parte, José de Jesús Alcalá Anguiano, director de la Licenciatura en Pedagogía e Innovación Educativa de UPAEP, enfatizó la necesidad de leer críticamente la realidad como una condición imprescindible del quehacer docente. “Se dice mucho que hay que educar para la vida, pero me parece más justo afirmar que educar es vivir”, sostuvo. El aula —indicó— puede ser una metáfora, ya que la educación se da también en espacios no formales o informales, lo que obliga al docente a estar abierto a múltiples escenarios sociales y culturales.
Alcalá Anguiano destacó la importancia de las pedagogías activas y sociocríticas que no solo enseñan contenidos, sino que invitan a transformar la realidad. “Hoy se nos pide ser educadores creativos, con pensamiento crítico, capaces de leer el mundo y actuar sobre él. De lo contrario, solo reproduciremos ideas sin cuestionarlas”.
Ambos académicos coincidieron en que el docente contemporáneo no debe limitarse a las herramientas didácticas, sino también fortalecer su formación sociológica, filosófica y humanista, para actuar desde una visión integral. La formación de educadores, señaló Alcalá, debe ser consciente de su papel en la transformación social. “No es solo una profesión que da sustento, sino una vocación que da sentido de vida”.
Mientras que, Francisco Rosillo Segura, director de los Programas de Profesionalización Docente de UPAEP, aportó la mirada desde la formación continua del profesorado. Destacó la necesidad de mantener una actualización constante, no solo en términos tecnológicos, sino también éticos y humanos. “Los contextos cambian y los retos son mayores. Los docentes necesitamos desaprender y reaprender constantemente para estar a la altura de las nuevas generaciones y sus necesidades”, expresó.
Rosillo Segura subrayó que, desde los programas de profesionalización, se trabaja con docentes en ejercicio para renovar sus enfoques, metodologías y actitudes, reforzando el sentido de comunidad y compromiso con la transformación educativa. “No podemos formar a los estudiantes de hoy con los esquemas del pasado. El docente del siglo XXI necesita competencias para la innovación, el trabajo colaborativo, la empatía y la resiliencia”.
Los académicos enfatizaron de manera unánime, ser docente es un privilegio y una gran responsabilidad. Los profesores son los arquitectos de las profesiones del futuro, los impulsores del pensamiento crítico y los acompañantes de vida de generaciones enteras.
En un país con enormes desafíos educativos y sociales, la figura del maestro sigue siendo pilar fundamental del desarrollo humano. Por ello, UPAEP reiteró su compromiso con la formación integral de educadores, desde la licenciatura hasta el posgrado, y con una visión que ponga al centro la dignidad de la persona, el servicio y la transformación del entorno.
Porque cada aula, sea física o digital, es una oportunidad de cambio. Y en ella, el maestro es el primero en abrir la puerta.
“El profesor debe ser inclusivo no sólo en términos institucionales, sino también emocionales, intelectuales y culturales. Conocer al estudiante, entender su momento de vida, es fundamental para lograr procesos de aprendizaje verdaderamente significativos”, agregó Arturo Villanueva.
Francisco Rosillo complementó esta idea destacando el compromiso ético del docente. “Quienes hemos estado frente a grupo sabemos lo que implica atender a un estudiante con hambre, en crisis emocional o con una historia de vida compleja. El aprendizaje no se da igual en todos. El reto del maestro está en personalizar su enseñanza, hacerla relevante para cada alumno”, enfatizó.
José de Jesús Alcalá profundizó en el impacto emocional y social de la pandemia en los jóvenes universitarios. “Muchos de ellos vivieron todo su bachillerato en confinamiento. Esto generó efectos emocionales profundos que aún no desaparecen”, señaló. “Vivimos en un mundo con pocas buenas noticias, con un clima global y local depresivo. Esto se refleja en los estudiantes, que llegan a la universidad con cargas emocionales importantes”.
Asimismo, mencionó que los jóvenes actuales enfrentan una serie de “nuevas pandemias socioculturales”: dificultades en la comunicación, en las relaciones afectivas, en la búsqueda de identidad y propósito, todo ello potenciado por el uso excesivo de dispositivos digitales. “La tecnología ha facilitado la vida, pero también ha atrofiado capacidades como la memoria, la atención sostenida o la perseverancia”, comentó.
Frente a estos retos, los académicos coincidieron en que la empatía y la adaptabilidad del docente son elementos clave. “El profesor de hoy no solo transmite conocimientos, sino que acompaña, escucha, orienta. Es guía en un proceso complejo donde cada estudiante tiene sus propios ritmos y necesidades”, subrayó Rosillo Segura.
En un entorno educativo cambiante y desafiante, el papel del profesor sigue siendo central. No sólo como transmisor de saberes, sino como formador de seres humanos capaces de transformar su realidad y construir un mejor futuro.
Arturo Villanueva González, director de la Facultad de Educación UPAEP, subrayó que vivimos tiempos complejos en los que la figura del docente enfrenta múltiples retos. “Hemos tenido muy malos ejercicios de autoridad en todos los campos. También ha habido muchos abusos y, en otros casos, falta de autoridad de quienes la tienen, pero no la ejercen, lo que nos lleva a la anarquía y el desorden”, señaló. En ese contexto, destacó que ser líder es tanto una ciencia como un arte, lo cual exige del docente un compromiso ético y personal constante.
Villanueva González remarcó que para orientar y guiar, el profesor debe empezar por un trabajo interior. “¿Cómo te atreves a orientar si tú mismo estás perdido? Todos tenemos un grado de desorientación, pero no hay que abusar. El docente debe procurarse primero a sí mismo para poder ser un faro para otros”.
Alcalá Anguiano, director de la Licenciatura en Pedagogía e Innovación Educativa de UPAEP, recordó que este programa académico está diseñado para formar profesionales críticos, reflexivos y transformadores. “Exploramos distintas dimensiones de la educación: didáctica, filosófica, curricular, pedagógica, social y de investigación. Es una licenciatura integral pensada para quienes desean impactar el sistema educativo con nuevas ideas”, explicó.
Los tres académicos coincidieron en que, para enfrentar los desafíos del siglo XXI, la formación continua del docente es fundamental. Por ello, Rosillo Segura invitó a conocer los programas de profesionalización docente de la universidad. UPAEP ofrece maestrías en pedagogía, desarrollo humano, liderazgo y gestión educativa, educación matemática, tecnología educativa, estudios históricos y orientación y desarrollo familiar. “No se trata sólo de un título. Buscamos que los docentes reflexionen sobre su práctica educativa, cómo mejorarla y transformarla, con sentido ético y social”, añadió.
Como muestra del compromiso de la universidad con los maestros en servicio, los posgrados cuentan con un 70% de beca en colegiatura e inscripción. “No es por el descuento, es por una acción social para impulsar el desarrollo de la educación en nuestro estado y país”, recalcó.