Basta con que una persona enferma no se lave las manos correctamente y manipule alimentos para que se propague el contagio. El agua, los utensilios sucios y las superficies contaminadas son focos de infección importantes.
Con el incremento de temperaturas y el cambio en los hábitos alimenticios de la población, las enfermedades gastrointestinales han registrado un repunte alarmante en Puebla, advirtió Eduardo López Villalobos, Coordinador de la Clínica Médica de Urgencias UPAEP.
López Villalobos informó que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal, hasta abril de este año se han registrado 95 mil 281 casos de gastroenteritis infecciosas en el estado, de los cuales el 54% corresponde a mujeres. Esto representa un aumento del 35% respecto al año anterior, una cifra preocupante que refleja las condiciones de salubridad en el manejo y consumo de alimentos, especialmente en la vía pública.
“Definitivamente nuestros hábitos de vida han cambiado, y entre ellos los de alimentación. Muchas veces no tenemos la oportunidad de llegar a casa, y comemos lo que encontramos en la calle, lo cual ha provocado un incremento importante en los casos de infecciones gastrointestinales”, señaló el médico universitario.
Entre los patógenos que más afectan a la población se encuentran bacterias como Salmonella, Shigella, Campylobacter, Vibrio cholerae, Escherichia coli y Staphylococcus; virus como el norovirus (Norwalk), especialmente común entre los niños en temporada de calor; y protozoarios como la amiba (Entamoeba histolytica), Giardia lamblia y otros parásitos. También destacó el riesgo de contagio de hepatitis A, que se transmite por vía fecal-oral.
“Basta con que una persona enferma no se lave las manos correctamente y manipule alimentos para que se propague el contagio. El agua, los utensilios sucios y las superficies contaminadas son focos de infección importantes”, explicó el especialista.
Frente a esta situación, López Villalobos recomendó una serie de medidas preventivas clave para evitar estas enfermedades:
- Refrigerar los alimentos inmediatamente después de su preparación.
- Evitar comer en puestos ambulantes que no garanticen condiciones mínimas de higiene.
- Lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño.
- Consumir agua hervida o tratada con cloro, y evitar bebidas con hielo de dudosa procedencia.
- Extremar la higiene en casa durante la preparación de alimentos.
- Acudir al médico ante cualquier síntoma como diarrea, náuseas o vómito, evitando la automedicación.
“No es normal tener diarrea después de comer. Si sucede, hay que poner atención, porque puede ser un signo de intoxicación alimentaria. Automedicarse con antiácidos o remedios caseros puede empeorar el cuadro o enmascarar síntomas más graves”, advirtió el doctor.
El especialista también subrayó que las altas temperaturas —que han alcanzado los 32 ºC en Puebla— contribuyen a la descomposición rápida de los alimentos, favoreciendo la proliferación de bacterias. Por ello, recomendó mantener los alimentos perecederos refrigerados y no consumir comida que haya permanecido varias horas a temperatura ambiente.
“La higiene comienza desde casa, pero también está en nuestras decisiones diarias al elegir dónde y qué comer. La prevención es la mejor medicina”, enfatizó López Villalobos.
De acuerdo con el especialista, la principal causa de los cuadros respiratorios actuales es el cambio brusco de temperatura, sumado a la relajación de las medidas preventivas por parte de la población. “El fin de semana pasado, por ejemplo, tuvimos un descenso importante de temperatura por la noche, después mucho calor al mediodía, nuevamente lluvia en la tarde... Ese tipo de oscilaciones es lo que está favoreciendo la proliferación y transmisión de virus y bacterias”, explicó.
López Villalobos detalló que ha atendido recientemente casos de COVID e influenza, además de los clásicos cuadros de gripe. Sin embargo, lo preocupante –dijo– es que las personas ya no se aíslan ni toman precauciones. “Atendí familias enteras en donde todos están tosiendo, estornudando, pero siguen durmiendo juntos, yendo al trabajo o a la escuela. Así es como se genera una cadenita de contagios”, lamentó.
Subrayó que, si bien los casos graves de COVID han disminuido gracias a la vacunación, la pandemia no ha terminado y los virus siguen circulando. “Ya se nos quitó el miedo porque ya no hay tantas defunciones como antes, pero eso nos ha hecho bajar la guardia”, mencionó.
Insistió en que deben mantenerse las medidas que se aprendieron durante la emergencia sanitaria: uso de cubrebocas, lavado frecuente de manos, evitar saludos de beso y mano, y especialmente, aislar a las personas con síntomas. “No es que estemos exagerando. Si alguien no quiere usar cubrebocas, al menos uno debe protegerse, aunque le dé pena”, enfatizó.
Respecto al dengue, Eduardo López informó que durante finales de 2024 e inicios de este año se registró un aumento considerable en los casos, aunque actualmente la incidencia ha disminuido. “Lo curioso es que los zancudos estuvieron muy activos en diciembre y enero, cuando hace frío, y ahora que hay lluvias y calor no se han visto tantos”, comentó.
Sugirió que este comportamiento podría deberse a una posible mutación en los vectores, aunque aclaró que no tiene datos oficiales recientes a la mano. “Al final, el transmisor sigue siendo el mosquito, por lo tanto, debemos seguir evitando criaderos de agua estancada y usar repelente cuando sea necesario”, añadió.
López Villalobos pidió a la población actuar con responsabilidad tanto en el hogar como en el trabajo o la escuela. “Si alguien está enfermo, hay que aislarlo, usar cubrebocas, no minimizar los síntomas. Si nos enfermamos y no nos cuidamos, salimos a contagiar a medio mundo”, advirtió.
Concluyó haciendo un llamado a retomar las medidas aprendidas durante la pandemia y a no descuidar la higiene alimentaria. “No se trata de vivir con miedo, sino de actuar con conciencia y responsabilidad”, finalizó.