Reflexiones sobre el primer verso del capítulo uno del Evangelio de Juan
19/02/2025
Autor: Mtro. Carlos Ramos Rosete
Cargo: Profesor de Formación Humanista

En el evangelio de Juan capítulo 1: 1 dice así: “En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios”. En griego lo anterior se escribe así: “Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ ὁ λόγος ἦν θεὸς.

Se tiene entonces, 3 oraciones:

  1. En el principio era la Palabra (Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος).
  2. La Palabra era con Dios (ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν).
  3. La Palabra era Dios (ὁ λόγος ἦν θεὸς).

Haciendo un análisis de cada enunciado se tiene lo siguiente.

  1. En el principio era la Palabra.

El evangelio de Juan inicia presentando a la Palabra. La oración inmediatamente recuerda a aquella con la cual inicia el libro bíblico del Génesis: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. ´

Si en el génesis Dios estaba en el principio, en el evangelio de Juan la Palabra está también en el principio. La pregunta que bien se puede hacer con relación al Génesis es: ¿desde cuándo existe Dios? Cuya respuesta es: Dios existe desde el principio sin principio alguno, esto aplica perfectamente ahora con la Palabra, o sea, la Palabra existe desde el principio sin principio alguno. Por eso en el versículo 1 dice que en el principio era la Palabra. La Palabra no es creada, sino coexiste con Dios desde el principio.

Si en el Génesis se presenta a Dios, en el evangelio de Juan se presenta a la Palabra al mismo nivel (dirían los filósofos, al mismo nivel ontológico) de Dios. La Palabra no es mayor ni menor a Dios.

Relacionando el evangelio de Juan y las primeras palabras del libro del Génesis se tiene que en el principio estaban Dios y la Palabra, ambos, sin principio alguno. Pues aquellos que sí tienen principio son los cielos y la tierra. Como bien se comenta en el libro de Joachim Jeremías (2005). Abba y el mensaje central del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca. p. 310: “Pero la palabra <principio> (en el evangelio de Juan) tiene un significado diferente en el prólogo del que tiene en el Génesis. No designa la creación -que se menciona sólo más tarde, en Juan 1,3-, sino la eternidad antes de la creación. En otras palabras: Al principio, en Juan 1,1 no es un concepto temporal, sino cualitativo equivalente a la esfera de Dios… aquellos que tratan con el Logos tratan con el mismo Dios vivo”.

  1. La Palabra era con Dios.

Después de presentar a la Palabra al mismo nivel con Dios inmediatamente el evangelio resalta la relación existente entre la Palabra y Dios. La expresión griega: “ ἦν πρὸς τὸν θεόν” se traduce al español como: “Era con Dios”. Aquí es importante resaltar los siguientes puntos.

Uno. Se vuelve a afirmar que la Palabra y Dios están al mismo nivel (ontológico) al volver a utilizar el verbo ser en pasado (era) para seguir en sintonía con la oración del Génesis relativa a la expresión: “En el principio”.

Dos. En español no se percibe del todo, pero la expresión en griego afirma a la Palabra como un sujeto quien se encuentra situado, en frente o que está al lado o bien está junto de Dios, entendiendo que éste último es también otro sujeto. En efecto, en griego se dice: “τὸν θεόν”, introduciendo un artículo definido para sugerir a un sujeto que no es la Palabra. Tomando en cuenta el evangelio de Juan en su totalidad, dicho sujeto es Dios Padre y la Palabra (otro sujeto) será Dios Hijo. Pero al mismo tiempo, los versículos iniciales del evangelio de Juan afirman un vínculo muy intrínseco ente ambos sujetos. Vínculo que es muy diferente a la relación creador y creatura porque si en el Génesis se dice que Dios creó los cielos y la tierra, en el evangelio de Juan se insiste en el verbo ser en pasado, pues el verbo era es utilizado en las tres oraciones que componen el primer versículo del evangelio en cuestión.

Resumiendo lo que se ha dicho hasta ahora. El versículo 1 del primer capítulo del evangelio de Juan habla de una semejanza entre la Palabra y Dios cuando dice: “en el principio era La Palabra”, semejanza que se podría decir total en cuando que coexisten desde el principio sin principio alguno.  Pero cuando se añade la oración: “y la palabra estaba con Dios”, tal evangelio habla de una diferencia entre dos sujetos que son la Palabra y Dios.

Se podría precisar del siguiente modo. Los cielos y la tierra efectivamente son entidades diferentes a Dios en cuanto que los creó. Los cielos y la tierra no están al mismo nivel que Dios. Pero entre la Palabra y Dios, aunque aparecen como dos sujetos, su relación no es de creación, sino la relación es afirmada alrededor del verbo ser en pasado (era) reafirmando un mismo nivel de existencia entre La Palabra y Dios. Y al mismo tiempo afirmando un intrínseco vínculo entre ellos al decir que la Palabra era con Dios (al lado, o situada al frente de Dios).

  1. La palabra era Dios.

ὁ λόγος ἦν θεὸς. Esta tercera oración del versículo 1 afirma una profunda identidad entre la Palabra y Dios. O sea, dos sujetos en profunda identidad en lo único Divino. Llama la atención que el término griego θεὸς no vaya antecedido de un artículo. Esto es muy importante con relación a la identidad de la Palabra. Si en esta estructura gramatical de la tercera oración antes de θεὸς se introdujera un artículo, entonces la Palabra sería “otro” Dios diferente al Dios que se enuncia en la segunda oración del versículo 1 (ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν).

La traducción de la oración: ὁ λόγος ἦν θεὸς (la Palabra era Dios) es difícil porque en este caso un predicado sin artículo antecedido inmediatamente de un verbo hace que la Palabra tenga una perfecta identidad con Dios del cual se hace alusión en la segunda oración del versículo 1: la Palabra era con Dios. Es decir, ambos sujetos, la Palabra y Dios (πρὸς τὸν θεόν) son cualitativamente Dios (θεὸς) ****en perfecta armonía e identidad en cuanto Dios.

Como se dijo, la traducción es problemática porque no faltaría quién en honor a la sintaxis, la oración ὁ λόγος ἦν θεὸς, la tradujese introduciendo un artículo del siguiente modo: “la Palabra era un Dios”. Tratando de acentuar la diferencia entre el sujeto la Palabra y el sujeto Dios afirmado en la segunda oración. Pero en este caso, la polémica gramatical se centraría en la legítima o ilegítima introducción de un artículo que no aparece en absoluto en la tercera oración en griego del versículo 1 del capítulo 1 del evangelio de Juan.

Más allá de introducir o no un artículo para que en español se diga: la Palabra era un Dios”, lo que se está jugando aquí de modo trascendental con muy profundas implicaciones teológicas es la relación entre la Palabra (el Hijo) y Dios (el Padre).

Respetando el griego de esta tercera oración: ὁ λόγος ἦν θεὸς. La introducción de un artículo para que se diga: La Palabra era un Dios. Es totalmente arbitraria y artificial. De hecho, respetando el texto en griego en su significado, perfectamente se puede también decir: θεὸς ἦν ὁ λόγος. (Dios era la Palabra). Dando a entender que entre la naturaleza Divina (Dios) y la Palabra existe perfecta coincidencia. O sea, la Palabra (Hijo) estaba con Dios (Padre) en una perfecta unidad Divina.

En conclusión, el primer verso del capítulo 1 del evangelio de Juan nos dice tres cosas: ¿Desde cuándo estaba la Palabra? Desde siempre porque desde el principio la Palabra ya era. ¿Dónde estaba la Palabra? La Palabra estaba situada frente a Dios. ¿Quién es la Palabra? La Palabra es Dios mismo.