El capellán de la UPAEP invita a resignificar esta fecha como una oportunidad para reconocer el valor espiritual, emocional y formativo de los padres en la familia y la sociedad.
Cada segundo domingo de junio, celebramos el Día del Padre, pero pocas veces nos detenemos a reflexionar profundamente sobre el significado de esta figura en la vida familiar, en la formación de las personas y en el tejido social. En este contexto, el Padre Gabriel Meneses Arce, capellán de UPAEP, ofreció una profunda reflexión sobre el papel del padre dentro de la estructura familiar.
“La Iglesia nos presenta al padre como cabeza en el amor. No como el que manda o impone, sino como quien guía con ternura, corrige con firmeza y ama profundamente, al estilo de Cristo”, expresó el sacerdote al explicar que el modelo que propone el Evangelio no es de autoridad autoritaria, sino de liderazgo amoroso y servicial.
El padre, afirmó, tiene una triple vocación: proteger, formar y proveer. Pero la provisión no se limita a lo económico: “el papá también debe proveer alimento espiritual, virtudes y valores; tiene que enseñar a conocer a Dios con su ejemplo”.
Inspirado en la figura de San José, el Padre Gabo señala que el padre está llamado a ser justo, obediente a la fe y profundamente unido a Dios. “San José es casto, fuerte, virtuoso, protector, proveedor… y sobre todo, está en relación constante con Dios. Ese es el modelo de paternidad que la Iglesia nos propone”.
En este sentido, compartió, desde su labor pastoral ha advertido que muchos de los conflictos emocionales y afectivos que actualmente sufren los jóvenes tienen una raíz común: la ausencia o distorsión de la figura paterna. “Hay hijos con heridas profundas porque su padre fue violento o totalmente ausente. Otros, porque su papá fue tan débil que no supo formar. Y todo eso deja marcas en la afectividad, en la identidad, en la forma de amar”.
En el caso de las hijas, destacó, la validación y el afecto del padre son esenciales para su autoestima por lo que hizo un llamado: “Papás: abracen a sus hijas. Todo abrazo que no les den, ellas lo van a buscar en alguien que quizá no las ame y pueda lastimarlas. El cariño viril del padre protege, afirma y forma”, recalcó.
Desde la dimensión espiritual, dijo, el padre es también guía. “Debe enseñar a rezar, a ir a misa, a vivir los sacramentos. Es triste ver niños que quieren comulgar y sus papás no los llevan. El padre debe alimentar también el alma de sus hijos”.
Finalmente, el Padre Gabo, invitó a todos los padres de familia que forman parte de la comunidad universitaria a no desfallecer. “Papás, su labor es fundamental, y no están solos. Cuentan con Dios, con la Iglesia, con nosotros. Llenen su vida de oración y no dejen de formarse, porque el mundo necesita padres presentes, fuertes en la fe y tiernos en el amor”, acotó.