Una prioridad promover la nutrición global en la salud, mediante el acompañamiento de las actividades físicas, alimentación sana y la pausa activa durante el horario laboral, además de atender los problemas de salud emocional.
En el marco del programa académico Global Summer UPAEP, especialistas en el campo de la nutrición de México y España coincidieron en la urgencia de atender la problemática global del sobrepeso y la obesidad desde un enfoque interdisciplinario, donde la nutrición, la actividad física, el bienestar emocional y la investigación científica deben integrarse para lograr una mejor salud pública.
Lourdes Meza Jiménez, Directora de la Facultad de Nutrición de UPAEP, resaltó que la obesidad en México es una enfermedad multifactorial y crónica, con una prevalencia alarmante en todas las etapas de la vida.
“Nos alimentamos incluso antes de nacer. La nutrición impacta profundamente en nuestro estado de salud”, afirmó Lourdes Meza. “La obesidad no solo está presente en los adultos, también en niños y adultos mayores, y responde a factores biológicos, emocionales, culturales y, especialmente, ambientales, como los largos horarios laborales que impiden una adecuada preparación de los alimentos o la práctica de actividad física”.
Además, destacó que desde UPAEP se están desarrollando alimentos funcionales como panecillos y totopos con proteínas alternativas y ácidos grasos poliinsaturados, que están en fase de evaluación clínica para determinar si contribuyen a reducir la ansiedad y la inflamación celular, aspectos comunes en pacientes con sobrepeso.
“Se trata de alimentos que no solo nutren, también promueven la salud emocional y metabólica. Esto puede marcar la diferencia en el tratamiento de enfermedades crónicas relacionadas con la mala alimentación”, puntualizó Meza Jiménez.
Por su parte, la profesora Lara Garcelán González, investigadora de la Universidad Camilo José Cela de España y profesora visitante del programa Global Summer que promueve UPAEP, compartió un panorama preocupante desde Europa: más del 50% de la población española tiene exceso de peso, con un 15 a 16% que presenta obesidad, tanto en hombres como en mujeres.
“Hemos avanzado al reconocer a la obesidad como una patología crónica, con riesgos asociados como diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares”, explicó Lara Garcelán. “Pero el reto está en evitar que las personas salten directamente a tratamientos farmacológicos o quirúrgicos sin antes intentar cambios sostenidos en el estilo de vida”.
Alertó también sobre la creciente tendencia al uso de medicamentos para bajar de peso —muchos de ellos diseñados originalmente para tratar la diabetes—, sin acompañamiento nutricional ni actividad física, lo que ha generado escasez de fármacos y tratamientos poco sostenibles a largo plazo.
Mientras que la profesora Blanca Pedauyé Rueda, también de la Universidad Camilo José Cela, subrayó la importancia del ejercicio físico como complemento esencial para una buena salud nutricional, aunque lamentó que el sedentarismo siga siendo una constante a nivel mundial.
“El 60% de la población mundial es sedentaria. No cumplen ni siquiera con las 2 horas y media de actividad física semanales recomendadas por la Organización Mundial de la Salud”, afirmó. “Esto no solo afecta la salud metabólica, sino también la emocional. El ejercicio libera endorfinas, mejora el estado de ánimo y fortalece la calidad de vida”.
Blanca Pedauyé insistió en que el ejercicio debe ser diario o al menos cinco veces por semana, y que los beneficios reales vienen de la constancia, no de esfuerzos esporádicos. También abogó por pausas activas en el entorno laboral —al menos un minuto de movimiento cada hora— como estrategia sencilla y efectiva para romper con la inactividad prolongada.
“No se trata de sobreentrenarse ni de seguir rutinas extremas, sino de moverse más y mejor cada día”, explicó.
Lourdes Meza también aprovechó para resaltar el valor de los alimentos tradicionales de México, como la chía, el amaranto, el maíz y las semillas oleaginosas (cacahuates, almendras, semillas de calabaza), por su alto contenido nutricional y accesibilidad.
“La dieta de la milpa, basada en alimentos producidos junto al maíz como el chile, la calabaza o las habas, es un ejemplo de cómo nuestras raíces pueden guiarnos hacia una alimentación saludable, funcional y económica”, señaló.
Durante la sesión de preguntas con los medios, las especialistas coincidieron en que la falta de tiempo, el estrés, el entorno laboral, los malos hábitos adquiridos y la desinformación nutricional son algunos de los principales obstáculos para llevar una vida saludable.
“El estrés desregula nuestros ritmos biológicos y con ello el metabolismo”, explicó la profesora Lara Garcelán. “La solución pasa por la educación alimentaria, políticas públicas de salud y un trabajo colaborativo entre profesionales de la salud, educadores y la sociedad”.
La lucha contra la obesidad y el sobrepeso no tiene fronteras. Tanto en México como en España, los desafíos son similares y requieren de soluciones integrales que comienzan en el plato, se fortalecen en el cuerpo en movimiento y se consolidan con conocimiento y compromiso social. Programas como Global Summer UPAEP permiten el intercambio de estas visiones y experiencias que enriquecen la formación de profesionales y ciudadanos más conscientes de su salud y bienestar.
Respecto a los sectores poblacionales más propensos al sobrepeso y la obesidad, la profesora Blanca Pedauyé apuntó que en España las personas con jornadas laborales partidas, especialmente quienes deben atender también responsabilidades familiares, son las más afectadas. En México, Lourdes Meza señaló que los más vulnerables son los niños y los adultos, siendo frecuente encontrar obesidad acompañada de deficiencias nutricionales.
Lara Garcelán también resaltó que un grupo particularmente afectado son las mujeres de entre 40 y 50 años, quienes suelen cargar con múltiples responsabilidades y apenas encuentran tiempo para cuidar de su alimentación o realizar actividad física. “Se encargan del hogar, los hijos, el trabajo… y no les da tiempo para organizar una compra consciente o evitar alimentos procesados en casa”.
Otra población que preocupa son los universitarios. Según la profesora Blanca Pedauyé, en España muchos estudiantes tienen poco tiempo y baja conciencia nutricional, lo que los lleva a preferir comidas rápidas y refrescos o alcohol en lugar de agua. “Aunque tienen un metabolismo activo, a largo plazo esta mala alimentación tendrá consecuencias graves”, advirtió.
En conclusión, las expertas coincidieron en que el combate contra la obesidad y el sobrepeso pasa por una transformación cultural, educativa y estructural de los entornos donde vivimos, trabajamos y comemos. Es urgente reforzar la educación nutricional desde etapas tempranas de la vida y promover políticas públicas que regulen la oferta de productos ultraprocesados.
“El cambio empieza desde el útero, pero también desde la conciencia cotidiana de lo que comemos y cómo vivimos”, concluyó Lourdes Meza. Así, encuentros internacionales como el Global Summer UPAEP ayudan a tejer puentes entre países para hacer frente, desde la academia y la reflexión, a uno de los mayores desafíos de salud del siglo XXI.